viernes, 9 de abril de 2010

La estabilidad evolutiva del sexo

Según Carranza, que realizó una prueba en la que una población hipotética podía mutar a cualquier estrategia reproductiva (asexualidad, hermafroditismo, isogamia y sexo costoso), demostró que la asexualidad no es evolutivamente estable ya que puede ser desplazada por cualquiera de las estrategias sexuales (sin incluir la estrategia del doble coste).

Los beneficios de los apareamientos múltiples (sexo costoso), son altos cuando la población está formada por individuos sexuales no poligínicos ya que los hijos de estos son menos competitivos en la competencia intrasexual que los hijos de los estrategas que utilizan el sexo costoso. Pero la estrategia sexual costosa no es evolutivamente estable ya que, puede ser invadida por la asexual y esta, a su vez, puede ser invadida por las estrategias sexuales no costosas.

Todo esto sugiere que existen ciclos, en tiempo evolutivo, de alternancia de estrategias. Y para que se den estos ciclos se tiene que cumplir que: el medio ambiente y las características de la especie favorezcan a los individuos que consigan apareamientos múltiples, y que las mutaciones entre las estrategias sean siempre posibles. En caso de que las condiciones ambientales y de especie no se cumplan, los ciclos llegarían a un fin cuando los organismos alcanzaran una cierta complejidad (por evolución) que hiciese imposible la mutación hacia la asexualidad, y esto haría que se dejara de mutar hacia distintas estrategias. Por ello lo interesante es que la asexualidad no extinga a las estrategias sexuales, considerando que sea posible el sexo costoso.

Por ejemplo, en la competencia por un nicho ecológico la estrategia asexual desplazaría a una población con sexo costoso ya que tiene una tasa mayor de crecimiento. Con el paso del tiempo, las características del nicho irán modelando esta estrategia de forma que se produzcan convergencias con la anterior (sexo costoso), de tal forma que se iría favoreciendo el intercambio genético y con ello la aparición del sexo no costoso. Y si las características del nicho favorecieran la aparición de apareamientos múltiples, no habría nada que impidiese la invasión del sexo costoso. Esto desde el punto de vista de competencia por nicho, donde la reproducción asexual no sería estable y el sexo costoso tendería a implantarse siempre que el nicho permitiera los apareamientos múltiples.
Creo que es lógico y aceptable lo que propone Carranza con este estudio, de que en realidad lo que sucede es que las estrategias van cambiando a lo largo del tiempo y que no hay una estrategia sexual que sea realmente "la mejor" ya que en mayor o menor medida va a ser desplazada por otras, como en el ejemplo de la competencia por un nicho. Por tanto es el ambiente el que va modelando el cambio de una a otra.
Si os parece interesante podeis ver más en el libro recomendado también en entradas anteriores, "Evolucion: la base de la biología" de Manuel Soler, Capítulo 9 (pag. 186-187).

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