lunes, 15 de marzo de 2010

INTRODUCCIÓN

El sexo es uno de los grandes enigmas de la biología evolutiva. Las evidencias disponibles actualmente sugieren que la reproducción sexual es muy antigua, cercana al origen de los primeros eucariotas, en los cuales probalemente su función inicial fue lograr la subsistencia ante la escasez de nutrientes. Con el curso de la evolución este ha ido adquiriendo una serie de funciones secundarias que permitieron la introdución de variedad genómica por recombinación genética.

La creación de variabilidad genética es una de las explicaciones más aceptadas para la ventaja del sexo por tres razones:

  1. El sexo permite la difusión de caracteres ventajosos.
  2. El sexo posibilita la eliminación de los genes perjudiciales.
  3. El sexo crea nuevas combinaciones de genes que pueden ser más aptas que las existentes anteriormente.

La reproducción sexual representa la vía principal de la evolución de los organismos vivos. Esta ha enriquecido la biosfera con una gran variedad de genomas que se encuentran en cambio permanente, lo que ha permitido el desarrollo de individuos genética y fenotípicamente únicos y prácticamente irrepetibles, enriqueciendo con ello la diversidad de vida.

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